Impuestos

Quien haya leído el título de esta entrada no debe pensar que hablaré del Presupuesto de Ingresos de la Federación 2010, ni específicamente del IVA de 16% ni del IEPS a los productos de tabaco que sólamente evidencia el poder cabildero de la industria tabacalera y quién es quién en este país. Escribiré sobre una pequeña y superficial reflexión que tengo hoy, que pagué mis impuestos. Debo reconocer que fueron los impuestos de cuatro meses ya que por desidia -no hay otra razón válida- no le había enviado a mi amigo contador los archivos que le envío cada mes especificando mis ingresos y deducciones, para que él muy amablemente me haga los cálculos. Pagué por internet IVA y IETU, que a pesar de que tuve muchas deducciones, conformaron una cantidad que duele. Esto me obligó a pensar en lo siguiente: sin meternos en honduras sobre la democracia o el estado, creo que como individuos tenemos una responsabilidad con el resto de las personas, con la colectividad. Es decir, recibimos ciertos bienes comunes, como calles horribles, mal alumbrado público, un pésimo sistema de salud, una educación pública deficiente, una casi nula seguridad pública (piensen, en el DF por ejemplo, ¿dónde hay un lugar público en el que uno pueda estar en la noche bajo las estrellas platicando con alguien a solas en su coche con la tranquilidad de que nadie vendrá a asaltarnos? Como este, hay miles de ejemplos), representación en el extranjero, etcétera. El punto fino es en determinar el balance entre lo que uno da y lo que recibe. Uno paga impuestos directos (sobre el ingreso) como el Impuesto sobre la Renta y/o Impuesto Empresarial a Tasa Única y además impuestos indirectos (sobre el consumo) como el Impuesto al Valor Agregado o el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios y... ¿qué recibe a cambio? ¿cuál es el balance final? Creo que cada individuo en este país puede al menos hacer el ejercicio mental de estimar este saldo. Después de eso podríamos pensar si hay individuos, empresas o sectores que sacan ventaja de todos los demás. ¿Podrían acaso ser algunas grandes empresas? ¿Evasores o elusores fiscales? ¿Cómo hacer para que haya más justicia? Quienes me conocen saben que no me gustan las utopías pero vale la pena pensar en esta situación.