sábado, 30 de enero de 2010

Fútbol II

Esta es la segunda parte de la entrada anterior. El partido fue algo enteramente disfrutable. Yo tenía casi un lustro sin jugar fútbol con un uniforme o en una cancha oficial, con árbitro, público y todas esas cosas. Eso causa un nervio muy especial. Debo confesar que fue más complicado de lo que esperaba. El juego es muy demandante físicamente pero además, me perdí. No sabía dónde ubicarme. Jugué de medio, y es una posición fundamental para el funcionamiento del equipo (en realidad todas y cada una de las posiciones son fundamentales). Si la media cancha no funciona, el equipo se parte y se pierde el balón fácilmente, cayendo en pases largos que muy probablemente serán fallidos. Fui el segundo jugador de mi equipo en tocar la pelota en el círculo central. Comenzamos con un pase hacia atrás y dimos varios toques que esquivaban al rival. Inicio alentador. Poco a poco el juego fue nivelándose, pero comenzamos ganando con un muy buen gol de Daniel. 1-1 fue el siguiente marcador. Después recibimos otro gol para enseguida anotar nuestro último gol: 2-2. El marcador final terminó en 4-2,  perdiendo nuestro primer partido. Sin embargo creo que estuvo muy bien. El equipo rival jugó lealmente en la mayoría de las jugadas. Nuestro equipo tiene varios buenos jugadores, lo que hace pensar que seremos un equipo competitivo. Lástima que me perderé el siguiente partido de práctica por ir a Oaxaca a dar un curso...

jueves, 28 de enero de 2010

Fútbol

Hoy es nuestro primer partido. Adrián organizó un equipo y me invitó a jugar. Debo decir que he estado sólamente en un equipo antes de este por diversas razones. Las principales son que la forma de ver el fútbol de la mayor parte de las personas que juegan en las ligas amateurs es muy diferente a la que yo tengo. Desde niño jugué con entusiasmo en la primaria y en la secundaria y después en el estacionamiento del CCH Sur. Recuerdo que en los dos primeros años de la primaria la escuela organizaba un pequeño torneo las últimas semanas del ciclo escolar y cómo tuve una pesadilla al respecto: el partido comenzaba en el "segundo patio", es decir en el patio de los niños grandes pero la cancha tenía el pasto altísimo, de modo que sentía una gran deseseparación porque no podía controlar el balón ni correr rápidamente. ¡Qué frustración! Al final no sucedió eso pero no ganamos el torneo de los niños de primero. Después en la secundaria recuerdo con mucho cariño esos partidos en el patio. Mientras se concretaban jamás pensé que recordaría esos minutos con tanta intensidad por tantos años.  ¿Cómo olvidar esos partidos en la casa de Dorian cuando nos dejaban salir una hora antes por la falta de algún maestro? ¿Cómo olvidar esas risas descontroladas del Pachochas tirado sobre el pasto porque Adrián alias La Puerca falló un gol franco? Hice varios goles en esa época pero recuerdo muy claramente uno, cuando desbordé por la derecha, pateé la pelota con enjundia y se fue al fondo, pasando por el ángulo superior izquierdo de la portería. Paco se llevó las manos a la cabeza porque era del equipo contrario. Después en el CCH, en los últimos dos semestres los viernes íbamos religiosamente al estacionamiento con los Joyner, Zendejas, Olmo, Bello, Puga, el lobo y tantos compañeros más. Esas retas eran siempre súper intensas, a pesar de que la vagoneta tsuru del profesor Daniel Cubillo pasaba encima de las porterías mentándonos la madre y una vez destruyendo la calculadora y el ajedrez de Erick Joyner. No puedo olvidar esas carcajadas colectivas cuando yo tiraba y en partidos consecutivos golpeaba involuntaria y accidentalmente la cara de Bello.  Luego en la facultad de economía nuevamente los viernes eran futboleros en las islas. Esa sensación de correr en equipo sobre el pasto, saberse acompañado por la horda propia y hacer un gol o asistir para uno es incomparable. No sé nada de antropología, pero deportes como el fútbol permiten florecer esos instintos bélicos, de cacería colectiva, de luchar cuerpo a cuerpo y lo mejor: de forma civilizada y bajo unas reglas claras. Provoca ese sentido de pertenencia. Es una oportunidad de sentirnos parte del pasto, como un animal salvaje corriendo por el campo. Por esa razón Maradona es casi un dios para muchos en Argentina. Después de que el orgullo argentino se viera pisoteado por la arrogancia inglesa en la guerra de las Malvinas, aparece un redentor que reivindica a ese país sudamericano sobre la cancha de fútbol. Y no sólo eso, sino que anota uno de esos goles que nadie jamás podrá olvidar, de esos goles que son históricos. Puedo asegurar que muchos argentinos y muchas personas en el mundo recuerdan con mucha más intensidad ese gol que otros momentos históricos, como la caída del mundo de Berlín. Insisto, no sé nada de antropología ni de sociología, pero algo tiene este deporte que causa tantas pasiones. Hay un número especial de la revista La Tempestad y de la revista Foreign Affairs en Español en 2006 donde se esboza un poco esa magia de jugar fútbol. Así veo este deporte. Como una oportunidad de convivir con tus amigos y sudar. Quien haya jugado fútbol con cierta frecuencia me dará la razón cuando digo que se crea una especie de comunicación metafísica con los compañeros de equipo, y ya se sabe dónde puede estar el delantero, el defensa, el portero. Quien dice que el fútbol es un grupo de tarados persiguiendo un balón ignora la complejidad del deporte. Es mucho más que eso. Si uno piensa en el juego como una tarea que consiste en definir la posición óptima de cada jugador en un tiempo específico y en función de la posición del rival y del balón, se dará cuenta de la complejidad. Además de eso, la amistad, lealtad y solidaridad del juego. Yo no veo mucho fútbol en la televisión, ni lo juego a menudo. La última vez que jugué fue hace casi un año. Sin embargo, puedo asegurar que algunos de los momentos más felices e hilarantes de mi vida han sido después de anotar un gol. Tal vez es estúpido, pero así es. Como escribí antes, recuerdo algunos goles tanto como mi examen profesional o algunos otros instantes importantes. Volviendo a mis primeras líneas, se entenderá ahora por qué casi no he jugado en ligas, ya que muchas personas aparentemente juegan con motivaciones muy diferentes y se toman el juego demasiado en serio, echando a perder esa naturalidad y tranquilidad con la que creo que uno debe disfrutar de este deporte. En fin, ya les contaré cómo nos fue hoy.

lunes, 25 de enero de 2010

Los Dinamos

Antes de comenzar a escribir esta entrada debo apuntar que omití voluntariamente el acento sobre la i en el título de la misma. Este lugar es conocido coloquialmente acentuando prosódicamente sobre la "a" y justo hace unos segundos busqué la palabra en la RAE y dice:

"dinamo o dínamo.
(Del gr. δύναμις, fuerza).
1. f. Fís. Máquina destinada a transformar la energía mecánica en energía eléctrica, por inducción electromagnética, debida a la rotación de cuerpos conductores en un campo magnético."
Así que parece que se puede decir de ambas formas.  Este parque se llama así porque hace muchas décadas había cuatro plantas generadoras de luz que aprovechaban la energía del río para alimentar una fábrica textil. Ahora sólo quedan las ruinas.

Aclarado lo anterior, les contaré la primera de la que espero será una larga y satisfactoria lista de aventuras con el grupo de diez personas entusiastas que se conformó el sábado pasado. Comenzamos desde muy temprano con la idea de que el día fuera suficiente para cubrir nuestra meta: llegar a donde nace el río Magdalena, que por cierto es el único río vivo en el Distrito Federal.







El ánimo no pudo ser mejor. Todos íbamos con la mejor de las vibras, así que a pesar de que varios no nos conocíamos anteriormente, congeniamos como si nos conociéramos de más tiempo. Hubiéramos deseado que los avistamientos de conejos fueran tan frecuentes como las risas, que fueron cosa común a lo largo de todo el camino (sólo vimos un conejo enorme).  También pudimos ver aves azules y truchas en el río. Después de aproximadamente 3:45 horas de caminar cuesta arriba llegamos a un pequeño valle donde hay laderas desde donde escurre agua que va formando pequeños riachuelos que se unen para ir formando el río magdalena. 3545 metros sobre el nivel del mar fue lo que el GPS de Josué indicó para ese lugar. Con un poco de tiempo sobrante, fue fácil decidir añadir el ascenso a una colina como una meta a nuestro paseo.




Subir a esta montaña fue más difícil que lo que pensamos en un inicio, pero el ánimo nunca decayó. Después de aproximadamente de una hora de esfuerzo tenaz el grupo llegó a la cima, que está  a un poco más de 3800 metros según el GPS, donde había capas de hielo sobre los matorrales y desde donde inesperadamente podíamos ver, con sólo girar la cintura, el Iztaccíhuatl, Popocatépetl, Santa Fe, La Marquesa, el Valle de Toluca y el Nevado de Toluca!!! Ahí había un obelisco que marca lo que suponemos es el límite entre el Distrito Federal y el Estado de México. ¿Alguien sabe?









El regreso fue igualmente divertido, con algunos descansos para platicar y comer algo. Incluso una demencia colectiva sucedió cuando la mayoría decía no haber pisado ese lugar antes... Finalmente se recobró la memoria, afortunadamente! Regresamos al lugar de partida con el tiempo suficiente para tomar un café y comer quesadillas, tacos y tlacoyos, antes de que el frío fuera más agresivo. Fue una caminata inolvidable con buena vibra, voluntad, solidaridad y excelente humor! Ya tenemos nuestro grupo en facebook. Buscar como EXCURSIONISTAS DEL SUR.

"Si te mojas, te secas; si te caes, te levantas."




viernes, 15 de enero de 2010

Tiempo

Hoy es un hermoso día: el cielo azul que se alterna con las rápidas nubes grises, fuertes corrientes de un aire cristalino que permite ver los rayos del sol sin difusión, temperatura perfecta (el widget de mi computadora marca 16º Celsius). Son los días que más me gustan porque aclaran la mente y hacen pensar, no sé por qué. Además, incitan a echar a volar un papalote y con suerte, si el viento es suficiente, escuchar el golpeteo de éste en el cuerpo de nuestro juguete volador a través del hilo. Qué delicia!

Muestro aquí dos fotografías cortesía de mi queridísima amiga Lety Muñoz -alias Lechuguita-, tomadas desde el quinto piso del edificio de ProMéxico, en el suroeste del Distrito Federal. 




martes, 12 de enero de 2010

Lealtad

¿Qué es la lealtad? La tercera definición de la RAE es la siguiente: legalidad, verdad, realidad.

Para mí es simplemente que exista una coherencia simple entre lo que se dice y lo que se siente con lo que se hace. En cualquier tipo de relación creo que es una condición imprescindible. En el amor, en la amistad, en los negocios. Una segunda cuestión sería ¿Por qué es tan difícil ser leal? ¿Será porque es difícil decir que no, porque es difícil contradecir a alguien? La incertidumbre es algo que mata a cualquiera, especialmente a mí. ¿No es preferible conocer una mala noticia que no saber qué tan buena o mala es? O peor aun: ¿cuándo SERÁ noticia? Aclaro: no estoy escribiendo estas líneas por alguna situación en especial y menos por una persona en particular, no sea que alguien que lea se lo vaya a tomar personal. Suelo tener problemas con algunas personas por situaciones que tienen que ver con esto y a veces hasta pienso que soy muy conflictivo por esta razón. Creo que por eso cuento con pocos amigos verdaderos en los que pueda confiar ciegamente. Uno tampoco puede andar por la vida desconfiando de todos de forma enfermiza. La confianza es algo básico para poder vivir. Es triste que a lo largo del camino de la vida uno encuentre una y otra vez un letrero que dice "No confíes en casi nadie". En fin, hay que aprender a vivir con eso, ser feliz a pesar de ello y valorar más a la gente valiosa que está alrededor.

lunes, 11 de enero de 2010

Pasta de dientes

Me acabo de dar cuenta de que robaron mi pasta de dientes. Es la segunda vez que pasa esto en este trabajo. La primera ocasión también desapareció mi cepillo dental. Sin embargo creo que debo agradecer a esta persona por su generosidad al no haberse llevado algún libro o mi disco duro externo. En fin, seré feliz por la misericordia demostrada. Me siento afortunado. Qué calidad de persona!


lunes, 4 de enero de 2010

20 pesos

La noche del sábado pasado acudí a encontrarme con algunos amigos en un restaurante que está al costado de la Plaza San Jacinto, en San Ángel. Sorpresivamente, al acercarme a la plaza sobre el empedrado, había poca afluencia y mis esperanzas por encontrar un lugar para estacionarme se incrementaban conforme avanzaba hacia mi destino. Identifiqué el lugar de encuentro y me estacioné. En unos segundos un hombre se acercó diciendo. "Ahí está bien, joven". Eso ya lo sabía, pensé. Saqué una mochila y vuelve a dirigirse a mí: "Son veinte pesos del estacionamiento, joven". ¿Por qué, si estoy estacionándome en la calle? Volví a decir para mis adentros. Le pedí una identificación, porque recuerdo que hace algún tiempo el gobierno del DF declaró que credencializaría a los franeleros "autorizados". Me dijo que la tenía en otro lugar y que me la traería enseguida. Se fue por unos instantes y regresó mostrándome una copia enmicada de su credencial de elector, o sea que cualquiera podría llegar exigiendo dinero a cambio de nada... Finalmente le di 20 pesos, motivado por todas esas historias que he escuchado sobre rayones que aparecen misteriosamente después de que uno se niega a pagar la extorsión. Y el gobierno, ¿dónde está? En esta ciudad al menos, cualquier persona puede adueñarse de una parte de la vía pública para explotarla económicamente, ¿y? Estoy conciente de la enorme economía informal generada por el desempleo, la pérdida de poder de compra sostenida por lustros, pero también por la falta de presencia del gobierno, en cualquiera de sus formas. Ni siquiera se logra ser el "estado policía" que las políticas neoliberales proclaman. Ni una cosa ni otra. Mientras tanto, se transfieren esos costos a otras personas, que como yo, simplemente quería estacionarme para ir a encontrarme con mis amigos.