domingo, 21 de noviembre de 2010

Personalidad II

Esta es la segunda vez que escribiré sobre un encuentro con alguna personalidad (la primera fue sobre Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York). Hoy tuve la oportunidad de estar en una conferencia de Garry Kasparov en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM. Para muchos, Kasparov es el mejor ajedrecista que ha existido y sin duda uno de los más carismáticos. Prueba de ello fue el tumulto que ocasionó hoy, cuando en parte a causa de la mala organización, decenas de entusiastas seguidores se amontonaban al borde del escenario empeñados en tener una foto de cerca, ignorando las indicaciones del personal de seguridad y del sonido la sala, que insistentemente informaba que la conferencia no podría dar inicio si no estaban en sus lugares. El fanatismo inundaba el ambiente, personas que casi aventaban libros de Kasparov al escenario, con la insulsa esperanza de que éste los recogiera del piso y los firmara. Una idolatría casi religiosa era evidente y desbordaba la mala planeación.

Finalmente entró a la sala Garry Kasparov, el brillante ajedrecista, el carismático, la figura endiosada por sus hazañas en el tablero, su activismo político y -seamos sinceros- una mercadotecnia casi tan genial como él.

La conferencia tenía como tema la relación del ajedrez con la vida. Algunos mensajes clave:



"A veces es más arriesgado no tomar riesgos"
Citando a Darwin, no es el más fuerte o el más inteligente el que sobrevive, "sino el que se adapta".
"Hay que aprender sobre las derrotas, pero sobre todo sobre las victorias".
"No hay que ser predecibles"

Al final, la sesión de preguntas y respuestas evidenció nuevamente la mala organización, con preguntas que venían de todas partes, que provocaron que el mismo Kasparov dijera "algo de orden nos ayudaría". La mala planeación permitió que un niño preguntara ¿Cuál es el mate del pastor? Su duda es válida, pero creo que no era el lugar ni el destinatario adecuados para externarla, sobre todo considerando los miles de dólares que Kasparov cobra por dar una conferencia. Es como estar en una conferencia de un premio Nobel de física y preguntar los primeros 4 dígitos de Pi.

Gracias a la UNAM por la promoción de ese maravilloso juego-ciencia, que tanto puede apasionar y enseñar a vivir.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Malentendidos